viernes, 12 de diciembre de 2014

VIERNES DANDO LA NOTA: CAROL OF THE BELLS

No puedo creerlo. En pleno diciembre, ¿y aún no he puesto ningún villancico? ¡Con lo que a mí me gustan! 
Hoy os traigo Carol of the Bells, una hermosa canción navideña que particularmente me encanta. Esta versión es la que aparece en la película Solo en casa (cuya banda sonora está a cargo de nuestro queridísimo John Williams), y está interpretada por un coro de niños de voz angelical.


Igualito que mis hijos, vamos, que se dedican a tararear Moneytalks, Thunderstruck Eye of the tiger (bueno, y también La Marcha Imperial, El cóndor pasa, o el aria de La reina de la noche, no penséis que son unos macarras y que no me tienen culturilla musical).

Y como despedida, y por si el coro de niños os produjo urticaria -como a mi marido- esta otra versión del Carol of the Bells de la Trans-Siberian Orchestra.

 
 
¡Feliz  viernes y buen fin de semana! :-)

jueves, 11 de diciembre de 2014

TOP FIVE: LOS REGALOS QUE MÁS ODIO (Y QUE A ELLOS MÁS LES GUSTAN)

Navidad. Época de consumismo. Tiempo de regalos. Hay niños que abren con delicadeza los envoltorios de los paquetes. Otros -la mayoría, supongo, ¿¿¿o es que son sólo los míos???- los rompen y los abren a lo bestia. Pero a todos se les ilumina la carita si el objeto regalado es lo que deseaban.
Ras, ras, se rasga el papel y se quita el lazo. ¿Qué es, qué es? Manitas ansiosas que lo descubren al fin. En los niños, ojos de sorpresa; en los padres, de contenida estupefacción. En los niños, gesto de asombro; en los padres, de muy contenido desagrado. En los niños, muestras de alegría; en los padres, de muy muy contenido disgusto. "Q-q-q-bonito", acierta a decir el progenitor, que aún no ha conseguido reaccionar, pensando dónde narices van a colocar esto, qué porras van a hacer con eso, o cómo demonios van a manejar aquello
 
#5 Juguetes de volumen extremo: de la giga-mega-enormidad a la ingente multitud de piezas minúsculas.
 
Por un lado, el típico muñeco de peluche de tamaño XXL. Taaan adorable, taaaan suave, taaaan mullidito, taaan puñeteramente inmenso. Confieso que me encantaban... hasta que tuvimos que convivir con uno. Y el niño empecinado en tenerlo en la cama (ocupando prácticamente la mitad de ella, claro). Como si no fuese ya bastante complicado estirar las sábanas de la litera de arriba. Peeeero... lleva tanto tiempo en casa, y le tiene tanto cariño, y trae tantos recuerdos... que aquí sigue.
 
 
Y en el otro extremo, cómo no, los Lego (o piezas de Playmobil, o de Pinypon, o de Polly Pocket). Piececillas diminutas de plástico duro y aristas que a veces se clavan en los pies, otras veces son tragadas por la aspiradora, y otras, simplemente, desaparecen en el agujero negro que hay en casa (aquel por donde desapareció el siempre recordado y nunca suficientemente llorado mando del DVD - Que en paz descanse)). Peeeero... les gustan tanto, y son tan chulos, y están tan bien hechos, y estimulan la imaginación, y ejercitan la psicomotricidad fina, y fomentan no sé qué más... y aquí siguen (y no sólo eso, sino que cada vez hay más, y más, y les compran más, y nosotros compramos más...).

 
#4 Coleccionables.
 
Que los señores de Panini son muy listos, y cada año me sacan colecciones nuevas de Animales, o de National Geographic, o de Aviones, o de las Tortugas Ninja. Y el abuelo siempre con los bolsillos llenos repartiendo sobres. Y las tías que no se quedan atrás. Y lo peor es cuando no se limitan a coleccionar cromos, sino figuritas, muñequitos, coches de Cars, o dragones de la película de Dreamworks. Peeeero... son tan bonitos, y tan educativos (algunos cromos), y después de lo que ha costado conseguir todos  (o casi todos) no vas a deshacerte de ellos, ¿no? Y por eso, claro, aquí siguen.

 
#3 Juguetes ruidosos.
 
Esto incluye toda clase de instrumentos musicales (desde el teclado de Winnie The Pooh hasta la trompeta verde de plástico, pasando por la armónica del chino) sin propósito didáctico ni musical, más que la mera contaminación acústica. Sin embargo, el mayor atentado a la integridad auditiva son esos coches (o aviones, o trenes, o similares) que parecen fabricados en el mismísimo Averno, que cuentan con toda suerte de luces con pitidos, sirenas, sonidos del motor, claxon y ruiditos varios, incluyendo canción estridente, repetitiva y machacona. Si encima tiene voces humanas, es el acabóse (Aún me estoy reponiendo de aquel juguetito con su soniquete "¡El parque de divertimiento es maravilloso cuando se ve desde lo alto!" "¡Vamos a resbalar!"), y si se estropea y le da por accionarse en plena noche, apaga y vámonos. Peeero... son tan divertidos, que aquí siguen (hasta que se acaban las pilas y ¡oh, qué pena! nunca me acuerdo de cambiárselas ;-) )
#2 Juguetes pringosos o D.A.P.G. (De Alto Poder Guarreante).
 
Al que inventó el blandiblú le debió quedar la cabeza descansada. Recuerdo que de pequeña me fascinaba verlo anunciado en la tele, pero no recuerdo que en casa lo tuviéramos. Se ve que mi madre era mucho más sensata que yo ("Y había menos vicio, y no andábamos malgastando el dinero en tonterías inútiles"; "Calla, mamá, calla, que la industria juguetera también tiene que vivir"). 
Pero los mocos verdes no son los únicos juguetes pringoasquerosos, y no tienen nada que hacer al lado de los juegos de hacer experimentos científicos (que la culpa es de quien se empeñó en hacerlos aún cuando en la caja pone clarísimamente que son para niños mucho mayores).
Por no hablar de los niños que se ponen perdidos con las acuarelas, las pinturas para dedos, los pegamentos, la plastilina, las manualidades en general y la tinta en particular. Peeeero... es tan divertido y tan beneficioso que hagan trabajos manuales (porque en el cole prácticamente sólo saben pegar gomets, dónde están aquellos tiempos de Pretecnología, aquellas labores de ganchillo y de punto de cruz, aquellos bonsáis de abalorios, aquellos maceteros de macramé, aquellas mecedoras con pinzas, aquellos espejos decorados, aquellas figuras pintadas con betún de judea y goma laca, aquellas maquetas con serrucho... bueno, me callo que me disperso, y a lo mejor los hacen más adelante, que el Mayor sólo va en 3º de Primaria), que cuando Mami tiene un buen día de mucho ánimo, mucha paciencia, y mucha tolerancia a la suciedad, saca pinceles, botes, plastilinas y lo que haga falta. Y aquí seguimos.

 
#1 Seres vivos.
 
En primer lugar, dejaré claro que no considero que los seres vivos sean juguetes, pues es evidentísimo que NO LO SON. Pero sí pueden ser un regalo. (Igual que los hijos). Recuerdo que mi cuñada, hace muchos años, se mostró inflexible ante el hecho de que mi hermana les regalase peces a los niños. "Nada de mascotas hasta que ellos sepan y quieran cuidarlos". Qué sabia fue. Regalarles animalitos a niños que no tienen edad para hacerse cargo de ellos es un marronazo en toda regla para sus padres, y esto incluye peces, tortugas, hamsters o granjas de hormigas. Peeeero... es tan beneficioso que tengan animales de compañía, hace que sean más responsables, fomenta su desarrollo, bla bla bla... y qué caray, que la tortuga que hay en casa la trajo Papi, que si no... no seguía aquí :-(    
 


 
Pues eso, que la aversión que este tipo de regalos despierta en mí es directamente proporcional al amor que mis niños les profesan. Así que, si lees esto y has regalado algún juguete de estos a mis hijos, no te sientas mal. Al contrario, sabes que estarás entre sus parientes más queridos!!! ;-)
 
Y vosotros, ¿cuáles son los juguetes que más odiáis? 

viernes, 5 de diciembre de 2014

VIERNES DANDO LA NOTA: GOD ONLY KNOWS

Llevo toda la semana pensando en escribir un post titulado "Descerebrados". Pensaba escribir -una vez más- sobre fútbol, sobre el verdadero opio del pueblo (ríete tú de la religión), sobre la obsesión enfermiza, sobre el exceso de estupidez y la ausencia de neuronas, sobre la brutalidad y la vergüenza ajena. Sobre el cada vez más penoso ejemplo que el "deporte rey" da a nuestros hijos, y sobre la preocupante primacía que muchos padres le otorgan por encima de cualquier otra actividad (colegio incluido, "no tiene tiempo para estudiar porque tiene muchos compromisos con su equipo"). Pero no quiero deprimirme pensando en un futuro plagado de seres con un balón por cerebro, seres que sólo saben hablar de fútbol, ver fútbol, jugar al fútbol. No quiero amargarme imaginando una juventud  infestada de futbolistas chulos e ignorantes y de aficionados violentos y descerebrados. No quiero y no puedo. Así que, como hoy es viernes... toca dar la nota!!!
 
Os hablaré de una de mis películas navideñas preferidas: Love Actually. Comedia romántica coral y británica que seguro que la mayoría conoceréis. Corría el año 2003, y allá nos fuimos al cine el ahora Papi -por aquel entonces novio- y yo. Me encantó la peli, y me sigue encantando. Con su guión más o menos predecible, sus momentos lacrimógenos, sus situaciones cómicas y su casi happy end. Me encantó su tremenda colección de actores: Liam Neeson, Colin Firth, Alan Rickman, Emma Thompson, Laura Linney... y otros que en aquel momento no eran muy conocidos, pero que con el paso de los años, después de verlos en tantas pelis y tantos capítulos de series, ya casi forman parte de la familia. Es el caso del bueno de Martin Freeman, el Watson de la BBC, el Lester de la miniserie Fargo, el mismísimo Bilbo de El Hobbit  haciendo de doble de luces de un actor porno!!!
Por no hablar de Andrew Lincoln, el dulce galerista enamorado y no correspondido convertido ahora en un destripazombies en The Walking Dead. Y qué decir del adorable (o repelente, según gustos) Thomas Sangster, el hijito de Liam Neeson, reconvertido en un jovenzuelo cambiapieles en Juego de Tronos. Y no me resisto a mencionar al apuesto Rodrigo Santoro, que dejó las gafas y la timidez para encarnar al despiadado, depilado y endiosado Jerjes de 300.
¿Y cuál es otro de los puntos fuertes de esta película? Pues cómo no, su banda sonora: The Beatles, Texas, Maroon 5, Norah Jones, Dido, Joni Mitchell, Wet Wet Wet... Mi preferida, sin duda alguna, es esta canción que hoy os traigo, una joyita de The Beach Boys titulada God only knows, temazo de 1966 que a pesar de los lustros me sigue encandilando.



Y no debo ser yo la única fan de esta canción, pues buscando en Youtube el vídeo de los Beach Boys para enlazarlo, hete aquí que descubro este espectacular vídeo de la BBC de hace un par de meses:



¡¡¡Me encanta!!! Y aunque conozco a muchos de los que salen en el vídeo, confieso que hay otros muchos que no tengo ni la más remota idea de quiénes son. (Inciso: Pharrel Williams, desrremángate el esmoquin, por Dios, que parece que vas a buscar berberechos).

Esta es, sin duda, una de esas canciones que me alegran el día:-)

Feliz viernes!!!