jueves, 20 de diciembre de 2012

FRASES PARA EL OLVIDO O PARA EL RECUERDO: "DORMIR CON LOS HIJOS ES UNA ABERRACIÓN"

DE LAS COSAS QUE NOS PERDEMOS POR NO DORMIR CON NUESTROS NIÑOS

La frase del título me la dedicó una compañera de trabajo (qué tiempos aquellos, cuando trabajaba embarazada de ocho meses y dejaba a mi hijo mayor de dos años en casa de mi madre, ¡ay!, con la mujer de provecho que yo era, y mírame ahora, convertida en madre mantenida y ama de casa ociosa). Decía que me la dedicó una compañera de trabajo, conocedora de nuestra perniciosa costumbre de dormir con nuestro retoño. 
Y a ella le dedico yo este post, para que vea lo que se ha perdido:
-Guerras sin cuartel: por mantener la sábana bajera en su sitio, por la posesión (o no) del edredón y la manta (el "mamá tengo calor" significa que ya nadie puede taparse, y el "mamá tengo frío" implica que todos hemos de asarnos como pollos), por el uso o desuso de la almohada... Tema aparte es la lucha fratricida por estar al lado de mamá: "¿Por qué no te arrimas a papi?", "Porque tú eres más guapa y más calentita" (semejantes argumentos desarman a cualquiera), "Vale, pero no aplastes a tu hermano" (que no argumenta nada, pero ya ha conquistado el sitio que quería.)
-Movimientos sísmicos: no voy a hablar de gases expelidos bajo las sábanas, que una es muy fina para eso, sino del revuelo que se monta cuando de madrugada uno de los niños decide cambiar de postura o de sitio en la cama, arrollando si es preciso al resto de prójimos. Esto explica por qué al día siguiente pueden aparecer con los pies en tu cara, o en diagonal, o en paralelo a la almohada sobre tu cabeza.
-Masaje pedestre: ríete tú de las técnicas milenarias procedentes de Asia, nada comparado con un par de pies menuditos (o más) masajeando delicadamente tu espalda, tus riñones, tu barriga, tu cabeza o lo que se tercie (añádase a esto que la temperatura de dichos pinreles suele oscilar entre 1º y 8º C).
-Hilo musical variado: esa nariz atascada de mocos, esa tos perruna, ese sutil ronquidito infantil...
-Compartir los sueños de tus hijos: alegrarse con sus carcajadas o consolar rápidamente sus llantos cuando ríen o lloran en sueños.
-Oír voces: escuchar sus frases, casi siempre sin sentido, mientras hablan en sueños. El resto de la noche se pasa en vela meditando sobre el significado, contenido y análisis morfosintáctico de aquello, no vaya  a ser que se trate de un mensaje del más allá, o de un trauma oculto del más acá.  
-Comprobar de primera mano cuánta verdad encierra el clásico refrán "el que con niños se acuesta, mojado se levanta" (o con el pijama lleno de sus babas y mocos. Del vómito ya no hablamos). 
-Paseos nocturnos: "tengo pis" (excursión al cuarto de baño), "tengo sed" (excursión a la cocina si no se ha sido lo suficientemente previsor como para dejar el agua a mano), "tengo mocos" (excursión en busca de un pañuelo si no se quiere acabar como en el punto anterior).
-Confidencias a medianoche: la oscuridad, la cercanía, y el silencio de la noche en ocasiones propician que los niños cuenten aquello que se les olvidó decir durante el día, o que compartan un secreto, o revelen una inquietud o una preocupación: en el cole se rieron de mí, echo de menos al abuelo Manolo en el cielo, no quiero que os muráis nunca...
-Gran colofón: despedirse del marido, que ante la ausencia de espacio físico decide (no sin antes resistir hasta las dos de la madrugada) dormir algo en el sofá o en la cama del niño, entre sábanas de Mickey Mouse, junto al despertador de Bob Esponja y arropado -o acosado- por tres o cuatro peluches gigantes y media docena de figuras de animales o de acción (¡ay! ese triceratops clavándote sus tres cuernos en el riñón tocado del cólico).

Todo esto, sumado a la aparición frecuente y reiterada de tortícolis y contracturas varias, hace que nos acordemos del ínclito Dr. Estivill, y pensemos "qué listo el cabrito, al final lo de "enseñar a dormir" a los bebés y niños era una causa noble, todo por el bienestar de los padres (que eso de pensar primero en los hijos ya está muy desfasado)". 

Y una noche más volvemos a la cama familiar (que no matrimonial), y nos dormimos con una sonrisa y con sus cuerpecitos bien pegados a los nuestros, acariciándoles, respirando su olor, acompañándoles durante la noche, quizá algo incómodos pero felices, acostumbrados todos, cómo no, a esa terrible "aberración".

8 comentarios:

  1. Los comentarios de personas, sea o no familia, que no viva bajo nuestro mismo techo, es como si oyera el aire soplar. No le presto atención.

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    1. Es que a algunas personas les encanta hablar sentando cátedra. A mí me dejó helada cuando me lo espetó (de esto ya hace cuatro años, más o menos) y en su momento me callé porque no supe qué responder. Si es hoy, le suelto alguna lindeza!

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    2. No creo que valga la pena soltar una lindeza. Hay un cuento zen que dice que
      "En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina, un hombre se le acercó y comenzó a insultarlo e intentar agredirlo pero Buda se mantuvo en un estado de imperturbable serenidad y silencio. Cuando hubo terminado su acción, se retiró.
      Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda le preguntó porqué dejó que lo maltratara y lo agrediera.
      A lo que Buda respondió con segura tranquilidad: -“Si yo te regalo un caballo pero tú no lo aceptas ¿de quién es el regalo?”
      El discípulo contestó: -“Si no lo acepto, sería tuyo todavía”.
      Entonces Buda respondió: -"Bueno. Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos, pero al igual que un regalo, yo elijo si quiero aceptarlo o no. Los insultos son como regalos: si lo recoges, lo aceptas; si no lo recoges, quien te insulta se lo queda en sus manos. No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo. Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no recoger. Simplemente los dejo en los mismos labios de donde salen.”

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    3. Tienes razón, viene a ser como lo de "no ofende el que quiere, sino el que puede", y no hay que darles el gusto de poder.

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  2. Nosotros también dormimos con el peque, a mi me parece lo más cómodo y el del acelerador de partículas está de acuerdo, jaja, así que no hay más que escuchar. Aunq es cierto que aunq no quieras, siempre se oyen voces, pero bah! Al final aprendes a "desoir"! Muak!

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    1. Bueno, al menos estas "perlas" sirven para algo: para hacer luego un post con ellas! Otro beso para ti.

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  3. Muy bueno!!!! Como siempre, cuánta razón!!!!

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