SOBRE LO MUCHO QUE NOS ENSEÑAN NUESTROS HIJOS
En estos cuatro años nos ha enseñado muchas cosas: que se puede ser un torete indomable y míster simpatía al mismo tiempo. Tener poca delicadeza, y derrochar encanto a raudales.
Que se puede correr hacia adelante mirando hacia atrás, o hacia arriba, sin caerse y tropezando pocas veces, sin dejar de sacudir su melena, "porque yo lo valgo".
Que se puede ir por la calle diciendo "¡hola!" a todo hijo de vecino, extraño o conocido, arrancando casi siempre una sonrisa y un saludo ante la efusividad de un gesto tan espontáneo como inesperado, tan improcedente como agradecido.
Que se puede correr hacia adelante mirando hacia atrás, o hacia arriba, sin caerse y tropezando pocas veces, sin dejar de sacudir su melena, "porque yo lo valgo".
Que se puede ir por la calle diciendo "¡hola!" a todo hijo de vecino, extraño o conocido, arrancando casi siempre una sonrisa y un saludo ante la efusividad de un gesto tan espontáneo como inesperado, tan improcedente como agradecido.
Nos ha enseñado que da igual que sea un niño que hable como un niño, se comporte como un niño, y vista como un niño (nada de flores, ni estampados, ni pantalones cortos, ni medias ni pompones). Por muchos McQueenes, coches o dinosaurios que lleve (en la ropa o en la mano), siempre habrá quien lo tome por una niña, quien le mire las orejas a ver si lleva pendientes, y quien le diga lo guapa que es.
Nos ha enseñado que no pasa nada por ser extrovertido, sociable y sincero, y que es bueno no tener vergüenza, ni prejuicios, ni malicia. Nos ha enseñado muchas cosas, y sé que lo seguirá haciendo.
Pero lo más importante que nos ha enseñado, y lo ha hecho desde el día en que nació, es que el amor de una madre (y de un padre, por supuesto) no se divide entre sus hijos, sino que se multiplica por cada uno de ellos*.
¡Muchas gracias y feliz cumpleaños, muñeco!
*Esta frase no es mía, la leí por primera vez en un artículo de Laura Gutman, ya hace algunos años, y me encantó.
Nos ha enseñado que no pasa nada por ser extrovertido, sociable y sincero, y que es bueno no tener vergüenza, ni prejuicios, ni malicia. Nos ha enseñado muchas cosas, y sé que lo seguirá haciendo.
Pero lo más importante que nos ha enseñado, y lo ha hecho desde el día en que nació, es que el amor de una madre (y de un padre, por supuesto) no se divide entre sus hijos, sino que se multiplica por cada uno de ellos*.
¡Muchas gracias y feliz cumpleaños, muñeco!
*Esta frase no es mía, la leí por primera vez en un artículo de Laura Gutman, ya hace algunos años, y me encantó.
Se te echaba de menos! Espero que tengas un buen año! Feliz cumple a tu hijo! Es muy guapo. Siempre aprendemos de los niños. Nosotros le enseñamos pero ellos a nosotros mucho también. Me gustó la última frase. Me la apunto sino te importa.
ResponderEliminarFeliz semana!
Gracias, Alejandro! Es que de verdad que no tuve tiempo, pero uno de los propósitos de año nuevo es escribir con más asiduidad. Feliz año y feliz semana a ti también!
ResponderEliminarMi comentario ha desaparecido :-( El ordenador hoy me odia!!!
ResponderEliminarComo buena tía que soy, también me aplico esa gran frase y mi amor no se divide entre mis sobris, sino que se multiplica por cada uno de ellos :-)
Besitoooooosss
PD: Me ha encantado el artículo, como siempre!!
Así es como debe ser, y en tu caso doy fe de que es cierto!
EliminarHola, Dario está muy guapo. Muchas felicidades, a él porque cumple cuatro preciosos añitos y a tí, por ese momento inigualable. Y que siga así.Muchos Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias y un saludo muy grande!
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