martes, 5 de marzo de 2013

UN DÍA NO BASTA

SOBRE LOS PADRES DE ANTAÑO Y LOS PADRES DE AHORA

http://padre-familia.com
Hace cincuenta años se consideraba que un buen padre era aquel que trabajaba duro fuera de casa, para conseguir el dinero necesario para que su familia no pasase privaciones. Y punto. Se suponía que el simple hecho de sostener económicamente a una mujer y unos hijos le daba carta blanca para después actuar con ellos como le viniera más o menos en gana, mejor o peor según su conciencia y su catadura moral. Se suponía que compartir sus pesetas ya le hacía merecedor de respeto total, agradecimiento eterno y obediencia absoluta. El cuidado y la crianza de los hijos no entraba en sus funciones, para eso estaba la madre. En la mayoría de los casos, su figura (muchas veces ausente) aparecía como la máxima -y siniestra- autoridad paterna, una amenaza latente con la que infundir miedo a los hijos: el temido "como se entere tu padre...", aquel a quien correspondía echar las broncas más gordas e impartir los castigos más severos. A nadie se le ocurriría pedirle nada más, y probablemente nadie esperaría más de él. Había cumplido como padre a los ojos de la sociedad, de su familia, y de sí mismo.
Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho, hasta tal punto que, a estas alturas, no sé si habrá alguien que todavía piense que un buen padre es el que se limita a su papel de generador de ingresos. Bueno, miento, me consta que sí sigue habiendo, pero quiero pensar que la mayor parte son hombres y mujeres de cierta edad que se resisten a asumir los cambios, acomodados, acostumbrados e incrustados en sus viejos roles de esposo-amo/esposa-esclava, padre-señor/madre-sirvienta, o como prefiráis llamarlos. También quiero pensar que la mayoría de las parejas y los padres jóvenes ya no perpetúan este modelo. 
Porque a los padres de ahora no les asusta, ni les resulta poco viril bañar a un bebé o dar un biberón. Hacer las curas del ombligo o poner un supositorio. No se quedan paralizados ante un pañal de caca líquida o un episodio de vómitos. Tampoco se les caen los anilllos por hacer las ingratas tareas del hogar. No se avergüenzan por pasar la aspiradora, planchar, o fregar unos platos. 
Y los padres de ahora saben que no es suficiente con llevar el dinero a casa y meter cuatro gritos de vez en cuando. Un hijo necesita el amor de su papá, y no el autoritarismo de un dictador. Los padres de ahora saben que el respeto no es algo que se impone, sino que se gana; y que un buen padre no inspira miedo, sino confianza. Un hijo necesita sentir la cercanía y proximidad de su padre, y saber que para él es alguien importante, alguien de quien se siente plenamente orgulloso. Necesita, -y cuánto- sentirse amado y apreciado, valorado incondicionalmente y querido por encima de todo. Necesita compartir tiempo, mucho tiempo con su padre, y percibir su entrega y dedicación. Necesita sus mimos y sus juegos. Sus oídos prestos a escucharle, y su voz lista para hablar con él. Su experiencia y sus consejos. Necesita un buen modelo a seguir, un referente, un gran hombre que le ayude a convertirse en un adulto bueno, honesto, de buena ley.

Sé que hay hombres así porque los he visto, y hasta tengo uno en casa (el llamado por estos lares Paterfamilias). Y me siento muy afortunada por ello.
Por eso, un día no basta para expresar a estos padres mi admiración y mi respeto, un solo día no llega para felicitarles, no es suficiente para recordarles que los hijos necesitan padres como ellos, y tampoco basta para pedirles que nunca dejen de serlo.

6 comentarios:

  1. Afortunadamente, ese tipo de padre o ese rol que se desempeñaba ha ido desapareciendo. Fui criado bajo ese rol y no quiero que mi hijo viva educado en ese ámbito. Muchas veces pienso que cómo me sale, al no tener un modelo de referencia. Creo que no es necesario, es instinto. Hago todas las tareas, cuido a mi hijo en el todo los sentidos, y pienso que me da igual el qué dirán.
    El que es padre, es para cumplir toda su función, no sólo la biológica o la del autoritarismo. Cuando se es padre hay que asumir todas las consecuencias, sino...
    Un beso!

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  2. De todos los modelos podemos aprender, del bueno para imitarlo, y del malo para hacer todo lo contrario! Lo que dices del instinto es bien cierto, muchas veces habría que hacer más caso de él y menos de los libros. Y pienso que un indicador de que lo estamos haciendo bien como padres es, precisamente, el hecho de preguntárnoslo, porque los que van "de sobrados", convencidos de que son unos padres ideales, que nunca dudan, ni reculan, ni rectifican, ni cambian, ésos sí que dejan mucho que desear!
    Un beso y muchas gracias por tus palabras :-)

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  3. Me gustó mucho el post, ahora que estamos a punto de tener a la bebé creo que se lo daré a leer a mi esposo :) Gracias!

    http://mamaymaestra.wordpress.com

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    1. Muchas gracias a ti por tu comentario! Espero que el parto vaya estupendamente! Un beso :-)

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  4. Muy bueno, como siempre :-)
    De lo que no hay duda es que hay "padres" que sólo lo son porque constan en el libro de familia como tales.
    Ojalá todos siguieran los ejemplos del Paterfamilias

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    1. Si ya lo dice la famosa frase "no por tener un piano en casa uno se convierte en pianista, y no por tener un hijo uno se convierte en padre" (buen padre, se entiende). Un beso:-)

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