SOBRE LA INFLUENCIA PERNICIOSA DE LA TELEVISIÓN EN LOS ADULTOS
¿Quién me mandaría ponerme a ver una serie de zombies? En The Walking Dead les llaman “caminantes”. Y claro, con lo
aprensiva que soy, no tardé en creer que en mi casa se escondía una de esas
criaturas. El fruto de mi imaginación pronto se hizo realidad, y a los pocos
días pude constatar la presencia de un caminante bajo mi propio techo.
Pero tranquilos, no se trataba de un muerto viviente putrefacto
y repulsivo como los de la tele, sino todo lo contrario, era nuestro adorable y
hermoso bebé de poco más de un año, que comenzaba a dar sus primeros pasos.
Me perseguía a todas horas, por todas las habitaciones,
atraído sin duda por el olor de la carne fresca… o más bien de la leche tibia.
Se movía con pasos vacilantes e inseguros, avanzando
lentamente, con los brazos extendidos, al tiempo que balbuceaba con insistencia
“te… ta… te… ta…”.
Y me dejé atrapar, y el caminante me dedicó una de sus más
dulces sonrisas mientras yo le cogía en brazos, lo tumbaba en mi regazo, y le
daba su preciado alimento.
“Dadme una teta, y moveré el mundo”
Arquímedes cuando era lactante
Jajaja nunca pensé que se podría comparar un bebé a un zombie!!!
ResponderEliminarUn abrazo
Pero este no da asco ni miedo, sólo da ganas de comérselo a besos!
ResponderEliminarSaludos.
jejejeje... con el paso del tiempo ya tiene menos pinta de caminante!! ahora hasta puede portar armas arrojadizas o elementos para golpear (como un dinosaurio, por ejemplo!!!)
ResponderEliminarEs lo que tiene tener maestros ninja en casa, que le inician en el manejo de las armas y en las artes malignas bien temprano!
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