martes, 5 de febrero de 2013

EL INCREÍBLE HULK

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SOBRE LA FURIA INCONTENIBLE QUE EMBARGA AL PATERFAMILIAS CUANDO PIENSA EN EL SISTEMA EDUCATIVO DE FINLANDIA

Cada vez que al paterfamilias le llega alguna noticia nueva –o vieja- del sistema educativo de Finlandia se transforma en el increíble Hulk: por un lado, se pone verde (de envidia) por no vivir ahí, ni podernos mudar debido a la inexorable barrera idiomática. Y por otro lado, se ve poseído por una furia y una ira incontenibles al ver cómo en nuestro país el tema de la educación se toma tan a la ligera.
Y el otro día en la tele emitieron, una vez más, un reportaje sobre Finlandia. Yo no pude verlo (estaba durmiendo con los niños), pero me imagino la escena a la perfección: el reportaje desgranando las bondades del sistema educativo finlandés (escolarización a los siete años, enseñanza gratuita incluyendo la universidad, atención personalizada a los alumnos, altísima formación del profesorado, subvenciones estatales por doquier…) y comparándolo con la chapuza que los políticos han montado aquí a golpe de reformas y reales decretos. Y el paterfamilias retorciéndose en el sofá, o resoplando, o meneando la cabeza, o todo al mismo tiempo. El Increíble Hulk a punto de estallar.
Al día siguiente me hizo –cómo no- un resumen pormenorizado del reportaje en cuestión, y nuestra conversación acabó como siempre que tocamos este asunto, con una retahíla de ayes y lamentos por lo que nos ha caído aquí: un sistema político de risa que ha engendrado un sistema educativo de pena, en el que sólo cuenta la nota final, obviando la formación integral, emocional y personal de los alumnos. Una fábrica de “burros especializados” (como decía su profesor de Económicas) que sólo saben hacer una única cosa, siendo totalmente ignorantes del resto.
Luego el paterfamilias y yo empezamos a divagar, y filosofamos sobre la cochina sociedad en que vivimos, cada vez más egoísta, individualista y materialista, y con unos valores familiares de vergüenza; una sociedad que desprecia a los padres comprometidos y a los buenos profesores y rechaza su autoridad (¡que no autoritarismo!), que menosprecia la disciplina (confundiéndola con represión o maltrato), el esfuerzo y el sacrificio (¿sacri… qué?), que predica el relativismo y el “todo vale” y se ríe de la bondad, la honestidad, y de otros valores en desuso. Una sociedad de apariencias donde se idolatra la imagen y el aspecto físico, donde los jóvenes sueñan con salir en Gran Hermano, cuna y trampolín de famosillos de medio pelo, portadas de Interviú, y tertulianos de la telebasura. A eso aspiran los jóvenes de hoy en día, además de a ser chulo-futbolistas o golfo-modelos, y a eso parecen incitarles sus padres desde edades bien tempranas.
Después el paterfamilias y yo repasamos el gran trabajo de nuestros políticos a favor de las familias: ausencia de conciliación real, falta total de ayudas económicas, fomento de la incorporación inmediata al trabajo de la mujer tras dar a luz (para qué cuatro meses, si muchas con dos –o menos- ya están de vuelta), bajas maternales ridículas, desprestigio de la labor de criar a los hijos, ensalzamiento y promoción de las guarderías (con avales científicos incluídos), existencia de empresas en busca del expediente académico perfecto, en vez de buscar al trabajador idóneo…
Y antes de deprimirnos más contemplando el negro panorama de este nuestro país de corrupción y pandereta, llega alguno de los niños, o todos juntos, y nos lanzan una sonrisa, o un hola, o un dulce beso. Y el paterfamilias ya no es el Increíble Hulk airado y furioso, sino un padre, como tantos otros, confiado en que sus hijos, a pesar de todo, saldrán adelante, y saldrán indemnes.    

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ni más ni menos de lo que has dicho. Al final nos queda el amor de/hacia nuestros hijos e intentar seguir adelante con una actitud lo más positiva posible.

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  3. Es que como nos centremos sólo en lo malo... vamos de cráneo (¡por no decir otra cosa!). Un saludo muy grande :-)

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  4. Es triste vivir en un país de pandereta como el nuestro :-(
    Pero está claro que hay que mirar hacia delante, intentando que las nuevas generaciones puedan vivir dignamente y, si es posible, estudiar y trabajar en lo que les guste :-)
    Muy bueno el artículo!!!

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  5. No sé, a este paso habrá que pensar seriamente en coger la maleta y emigrar, como nuestros abuelos.

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