lunes, 16 de diciembre de 2013

2 AÑOS, 8 MESES Y 7 DÍAS

SOBRE EL DESTETE DEL PEQUEÑO

Relataba el otro día mi funesta experiencia con una infecciónbacteriana/herpes/vetetúasaberqué que me tuvo la cara hecha un asquito (si queréis recordarlo, haced click aquí). Pues resulta que uno de los efectos colaterales fue el destete fortuito, inesperado, y casi inmediato del Peque. 

Os lo cuento: en mi primera visita a Urgencias me atendió una amable doctora, a la que comenté la circunstancia de que tenía un hijo al que le daba el pecho. "¡Pues tenemos un problema!", resopló, y antes de que los ojos se le cayesen de las órbitas añadí que tenía dos años (omitiendo el "y ocho meses"). Entonces respiró aliviada, y vino a decir algo así como "entonces ya no le hace falta", y lo redondeó con el típico chiste de "a este paso va a ir a la universidad y seguirá tomando pecho". Yo me encontraba tan mal que muy pocas ganas tenía de enzarzarme en un debate sobre lactancia prolongada, por lo que me limité a escuchar y asentir. La doctora me recetó un antiviral sistémico llamado Aciclovir, y me "prohibió" darle teta. Al llegar a casa de mi hermana, donde me esperaban los churumbeles, esperé a darle una última tetada antes de tomar el medicamento. Ya en casa, nos pusimos a ver -por enésima vez- la peli de Aviones, con la esperanza de que se quedase dormido sin el pecho. Pero qué va, nos dormimos todos en el sofá antes que él. Ya en cama, empezó a reclamar su habitual chupito nocturno. "No puedo, cariño", le dije, y al cabo de cinco minutos eternos, cinco minutos de "porfi, un poquito", de lágrimas diversas, suyas y mías, cinco minutos de mucho insistir él y mucho negarme yo, el Peque me dio la espalda y, enfurruñado, me espetó un "Jopé" y se dispuso a dormir. Me quedé un poco triste, con la sensación de haberle defraudado, y aquella noche, la primera sin dar pecho durante casi tres años, dormí bastante mal, en parte por el picor de la cara, y en parte por el disgusto del Peque. 

A la mañana siguiente, se me encendió la neurona, y consulté la compatibilidad de mi medicamento con la lactancia en la utilísima página del Servicio de Pediatría del Hospital "Marina Alta", de Alicante (si aún no la conocíais, os la recomiendo vivamente, podéis echarle un ojo aquí), y cuál sería mi sorpresa cuando leo "Aciclovir, Nivel de riesgo 0, Seguro, compatible: no riesgo lactancia-lactante". Hay que fastidiarse. ¿Por qué no habría mirado la página antes?
Pero consideré que habíamos llegado a un punto de no retorno. Hacía ya algún tiempo que la idea del destete rondaba por mi cabeza, aunque nunca lo habíamos intentado y ni siquiera sabía cómo hacerlo. Así que decidimos aprovechar la ocasión. Aquel día sólo pidió teta una vez de noche, y se la dí. Y aquella vez, aquella noche de sábado 9 de diciembre fue la última. 
El domingo no pidió nada por el día, y a la noche sólo una vez, y aceptó la negativa de buen grado, sin lágrimas ni protestas, sólo acurrucándose a mi lado. Desde entonces no ha vuelto a pedir "teto" (creo que lo intentó un par de veces, sin mucho convencimiento, en plan "a ver si cuela"), sino "colito" (que le coja en brazos, o le siente en las rodillas, o le abrace). Y así, sin más, ha sido el destete de mi pequeño, sin premeditación ni alevosía, sin traumas ni dramas, improvisado e inesperado, pero finalmente feliz. 

Han sido 2 años, 8 meses y 7 días de lactancia, y nunca ha sido una condena, sino una bendición. A pesar de algún que otro mordisquito, a pesar de alguna obstrucción mamaria y alguna perla de leche, han sido 982 días de lactancia feliz. Siento que se acaba una fase. He dado el pecho tanto tiempo, en tantos lugares, y en tantas circunstancias diferentes (en bodas y funerales, en el coche, en la iglesia, en el Corte Inglés, en el parque, en la playa, en casas propias y ajenas, en el cine, en restaurantes y cafeterías...) y ahora eso terminó. Ya no tengo un lactante en casa, ahora ya no me necesita como antes. Y ya no dispongo del valioso recurso de la teta, capaz de consolar la tristeza más honda y de mitigar el dolor más profundo de mi pequeño. Su lugar de calma y de refugio, donde ahogar penas y secar lágrimas, el complemento perfecto (a veces incluso sustituto) del paracetamol y el ibuprofeno. 
Ha dicho adiós a su tetita, y aunque ahora vuelve a ser mía, siento que me falta algo.

Una de las últimas fotos en la teta: Cena familiar en una Raxaría el día de San Juan

6 comentarios:

  1. Ayyyy.... que el tiempo pasa!!! Y el pequeño ya no lo es tanto :-)
    Ahora viene una nueva etapa para ti también. No estés triste que eres una gran madre que vive rodeada de ignorantes que prefieren enchufar a sus hijos un biberón para que no se les deformen los pechos (verídico) o darles productos químicos cargados de alérgenos en lugar de la leche materna.
    Muchos besitos!!!

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    1. Ahora ya podré tomar mojitos en tu casa ;-D
      Sí que sigue habiendo muchas madres que no dan el pecho "porque no son vacas" (eso me lo dijo una a mí), por estética, porque no quieren "estar atadas", o por infinidad de excusas más, y es una pena porque los beneficios de la leche materna son innumerables. Ellas (y sus hijos) se lo pierden:-(
      Después de tanto tiempo el Peque estará bien llenito de defensas maternales, no hay duda! Alérgenos no, gracias! :-)
      Besiños!

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  2. Las cosas en la vida no pasan porque sí. Todo es una consecuencia. Tal vez era el momento de cerrar una etapa y así ha sido. Bastante tiempo estuvo y si encima quería cerrar la etapa en breve pues mira. Tal vez con la idea de cuando te hubiera costado más al no tener nada que te impida seguir dándole, que cuando tenías un motivo de no poder darle, a pesar de que se confirmó lo contrario. Comienza otra etapa. Besos!

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    1. Precisamente mi marido me dijo lo mismo, que claramente la situación vino así para destetar al peque, con lo que una circunstancia adversa al final tuvo algo positivo. Fíjate que algo similar nos pasó para quitarle el chupete al Mayor (con 3 años), que le salieron unas aftas tremendas en la boca y aprovechamos para decirle que había sido a causa del chupete (cosa que pudo ser cierta o no), y así lo dejó de un día para otro. Está claro que no hay mal que por bien no venga, y tenemos que aprender a ver el lado bueno de las cosas :-)
      Un beso!

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