CONOCE A TU ENEMIGO
¿Qué es lo primero que se os viene a la cabeza al leer esta palabra? A mí, sin lugar a dudas, la canción de Abba. ¿Y lo segundo? Pues la famosa batalla ésa donde Napoleón las pasó moradas (disculpad mi poco rigor histórico, la Historia nunca se me ha dado bien). Así que hoy me vais a permitir que me ponga las pinturas de guerra y ponga la nota belicosa en nuestro particular diccionario maternal.
Somos muchas las que, en algún momento, hemos echado mano de la imagen de la maternidad como una batalla. Ser madres nos vuelve quizá más luchadoras, combativas o guerrilleiras de lo que éramos antes, y nuestro trajín diario se asemeja -en multitud de ocasiones- a una lucha con un sinfín de frentes abiertos: el económico, el laboral, el doméstico, el escolar, el familiar... Pero no quiero entrar en este tema, pues cada uno sabrá bien si en estos campos se enfrenta a escaramuzas sin importancia o a guerras encarnizadas y eternas. De lo que quiero hablar hoy es de identificar claramente a nuestros enemigos.
Me entristece mucho cuando oigo hablar a padres en términos de lucha permanente con sus hijos, como si en su hogar se viviera en un continuo y prolongado estado de sitio.
Un hijo visto como un enemigo ¿puede haber algo más triste? Y no me refiero a las "batallitas" normales con las que todos lidiamos del tipo "acábate ya el Colacao", "no te bajes el pantalón", "no te comas los mocos", o "a dormir que es tarde".
Hablo de guerras que hacen daño, basadas en el autoritarismo paterno y que buscan la rendición y el sometimiento absolutos de los hijos. Hablo de niños que viven en un auténtico Régimen del Terror (pues recordemos que el maltrato no sólo es físico), niños criados en el "aquí se hace lo que yo mando, y punto", y en el "mientras estés en mi casa harás lo que yo te diga". Hablo de padres que consideran a sus hijos el enemigo a batir, padres inmersos en la guerra de doblegar la voluntad de sus hijos a su antojo, padres, por ejemplo, que han creído y practican la (a mi juicio estúpida) máxima de "los castigos hay que mantenerlos siempre hasta el final, cueste lo que cueste" (¿dónde quedan el arrepentimiento y el perdón, el rectificar y las segundas oportunidades? Luego confundirán la firmeza con la venganza, la rectitud con la crueldad, y la coherencia con el rencor). Hablo de padres que declaran la guerra a sus hijos nada más nacer, siguiendo ciegamente los preceptos del iluminado de turno que decretó que los bebés eran manipuladores maquiavélicos a los que es necesario atar en corto, no sea que se suban a la parra, y nos manejen a capricho. Padres que viven en conflicto permanente con los hijos, que adoptan por lema el "con nosotros no van a poder", lo que parece conferirles carta blanca para hacer cualquier cosa para "educar correctamente" (¿o era amaestrar?) a su prole (a saber: dejarles llorar hasta que revientan, dejarles sentados -y sin moverse- horas delante del plato hasta que coman todo aunque se meen encima o vomiten, etc. etc.)
Por supuesto que cada uno educa a sus hijos como mejor sabe o puede, pero me niego a aceptar esto como una excusa válida para hacer sufrir a un niño, ni para convertir su infancia en una guerra infernal. Si uno no sabe, que pregunte o que se informe. Si uno no puede, que pida ayuda.
Los hijos nunca son enemigos. En una relación sana de padres-hijos no debería haber bandos, ni vencedores ni vencidos, ni opresores ni oprimidos. Y creo que no hace falta ser psicóloga infantil para decir esto, pues es de sentido común.
Claro que la maternidad es, muchas veces, una batalla, pero sin duda los enemigos son otros:
-las personas que comparan a tus hijos con otros niños (propios o ajenos), poniendo en tela de juicio tu capacidad como madre ("¿estaré haciendo algo mal?") y al mismo tiempo minando la autoestima de los pequeños ("¡¿Pero aún no sabe hablar/leer/caminar/ir al baño/atarse los cordones/sumar/restar/nadar/andar en bicicleta...?! Pues fulanito ¡dónde va que hace eso él sólo!).
-las personas que creen que tus hijos estarían mejor con ellos ("Pues conmigo come/duerme/se comporta de maravilla. Es que a ti no te respeta/no sabes tratarle/no le conoces/no le haces caso").
-las personas que se creen en posesión de la verdad absoluta, y desaprueban y critican tu modo de crianza por no ajustarse a los cánones que ellos consideran válidos ("¿Cómo le dejas hacer tanto ruido/ cómo no está quieto y callado/ cómo duerme en tu cama/ cómo aún le das teta...?")
-las personas de cierta edad que sólo saben decir con desdén "No sé como hacíamos los demás", y con prepotencia "En mis tiempos esto lo hacíamos así".
Estas personas y otras similares son el verdadero enemigo a batir en la batalla de la maternidad. Pueden ser familiares, amistades, conocidos o extraños. Contra estos hay que estar vigilantes y alerta, y según nos convenga, proceder a ignorarles y tocar retirada, o contraatacar a lo bestia y sacar la artillería pesada.
Y bueno, que no me resisto a acabar sin poner el vídeo de la canción!! Me encanta :-D
Isa yo soy más nerd (acá le decimos ñoña) y lo primero que pensé fue en Napoleón y en Historia. No conocía la canción de Abba, soy lo menos, che!!!
ResponderEliminarCon respecto al AZ: Bravo!!! Me paro a aplaudirte y me alegra coincidir una vez más en la idea de crianza. Nunca entendí ese guerra entre padres e hijos. Ser la figura de autoridad y contención en la casa no significa que los hijos tengan que estar sometidos a nuestros designios. Yo lo viví en carne propia, en casa. Cuando empecé a pensar diferente a lo establecido en casa empezaron las amenazas... "en esta casa se hace lo que yo digo y si no, ahí tenés la puerta". No los culpo, no tuvieron la mejor infancia y todo hay que verlo en contexto.
Comparto que los enemigos de la maternidad son otros, en especial todos aquellos que se empeñan en meterse en todo y los que descalifican nuestra forma de crianza...
Excelente! Besazooooooooo ;-D
Ja, ja, es lo que tiene vivir al otro lado del charco! En Europa se celebra Eurovisión, un festival de música que en 1974 ganó Abba representando a Suecia con esta canción, y es conocidísima! :-)
EliminarMe alegro de que te haya gustado (había que sacarse la W de encima de alguna manera!)
Es muy triste guerrear con un hijo, al que deberíamos defender, o con nuestra pareja, que debería ser nuestra aliada.
Besos!! Y eres lo más, no lo menos!! :-)
Brillante, Isa, un día más!!! Estoy de acuerdo al cien por cien, y me sobrecoge pensar que esto ocurre mucho más de lo que pensamos. Que haya un desmedido interés en conseguir la obediencia en los hijos, rayando muchas veces la tiranía, me parece sencillamente aberrante, castrador emocionalmente hablando. No se trata de consentir todo, pero mucho menos de provocar un irremediable levantamiento de barricadas entre nuestros hijos y nosotros... Por otra parte, lo que dices de los "ataques" de los consejeros de pro... pienso desarrollar el tema en un futuro, lo tengo clarísimo. Quiero hablar de inopía, la enfermedad de la gente que parece no querer ver y está en la parra en lo que respecta al respeto por la educación que cada padre quiere darle a sus hijos. No conozco a NADIE que no haya tenido que armarse de paciencia con este tipo de injerencias... Es increíble.
ResponderEliminarFelicidades!! La letra no era fácil, y tanto la elección como el desarrollo han sido de diez!
Un besazo.
¡Muchas gracias! Espero ansiosa tu post sobre los "consejeros de pro", seguro que no tendrá desperdicio, porque el temita trae tela... pareciera que cuando nace un hijo no sólo trae bajo el brazo un pan, sino también un hatajo de mendrugos expertos y opinólogos :-) Es para que las madres "no nos aburramos" :-D
EliminarUn beso!!
Pues yo me había ido por el deporte, no hay un deporte que se llama asi?? Jaja menuda historiadora estoy echa, bromas a parte estoy de acuerdo contigo en los enemigos abatir, toda esa gente me pone de los nervios cada cual sabe lo que tiene que hacer con sus hijos y no hay nadie que posea la verdad en la educación de los hijos. Besos
ResponderEliminarEs que a la gente le encanta opinar y dar lecciones, sobre todo en lo que respecta a los hijos ajenos!
EliminarUn beso!
Que te voy a contar yo que ya no sepas... La gente no se da cuenta de cuántos niños viven (o han vivido) bajo el régimen del terror, con infancias que prefieren no recordar. Otros dirán, "si pudiera volver atrás..." pero estos niños (y los que ahora ya son adultos) jamás desearían volver a vivir esa época de su vida :-(
ResponderEliminarMenos mal que tenemos a supermamis como tú, cuyo empeño es que sus peques seas felices!! Que nadie se confunda cuando te lee, que en tu casa hay disciplina... y si alguno es un poco rebelde con la merienda, te pones seria para que la acabe (así estés media hora con él para que no se escaquee).
Menos mal que has puesto la canción al final para que el post sea alegre!!
Muchos besitossssssss :-)
La alegría, ¡que nunca falte! Y la felicidad de los niños, por encima de todo, que cuando sean mayores ya les tocará enfrentarse con la cochina realidad!
EliminarBesiños! :-)
Me ha encantado la entrada de este post. Y hablando de entradas, las personas que se meten en la crianza de tus niños es porque tú le has dado entrada permitiendo su opinión y en eso me incluyo a mi el primero. Cerremos la puerta de la opinión a los que creen que pueden entrar en casa sin pertenecer ni dormir en ella. Cuando los que convivimos somos nosotros y no "ellos" que te los encuentras y los ves tal vez una hora? diez minutos? y ese tiempo es válido para que se desmorone lo que nosotros tenemos construido como muralla? Pues no. Cerremos muralla contra los que determinan su opinión y no empatía con nosotros y no manipulación.
ResponderEliminarBesos!
Las opiniones no molestan cuando vienen con buenas intenciones y con sinceridad, no cuando vienen precedidas de un "te lo digo desde el cariño.." o un "como hay confianza...", que muchas veces enmascaran una crítica o una censura (o directamente un insulto, vaya)
EliminarMe ha gustado tu imagen de la muralla, imagino nuestra familia como un castillo fortificado, donde los enemigos se dan de bruces contra la muralla y acaban en el foso de los cocodrilos, o con una buena rociada de aceite hirviendo :-D
Ay Isa, y yo solo te digo que hace poco en una reunión de la familia lejana de mi esposo, escuché a una señora exclamar (le faltaba levantar el dedo nomás): "Eso era lo que nosotros en Pediatría llamábamos 'los dictadores', 'los pequeños tiranos'", refiriéndose a una primita de mi hijo que sí, pues, a veces hace berrinches... Y luego, me vio dándole de lactar a mi hijo (de casi 2 años) y a partir de ese momento, me empezó a hacer unas caras... Habrá pensando que estas generaciones están perdidas. Yo ya prefiero solo reírme.
ResponderEliminarJa, ja, a saber lo que pensó al verte dar el pecho!! Que tenías un pequeño tirano lactante :-D Qué pena ese tipo de gente, y qué triste que la tengas en la familia (al menos es lejana!)
EliminarHaces bien en reírte, no vale la pena amargarse por personas así!
Un besazo :-)
enorme!!!!!! genialísimo!!!
ResponderEliminary tristemente real.....
Muchas gracias, Paula! Y sí, es tristemente real :-(
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